Yo sé que estoy menos preparada
que el resto, Mariano.
Lo sé.
Que las hay más guapas y más
modernas, con más estudios y que quedan mejor en la foto.
Que las hay que llevan la voz
cantante en las fiestas. Yo soy muy dispuesta pero más calladita y menos
vistosa.
Yo siempre he sido menos
simpática. Lo reconozco. Me gusta decir las cosas claras y no andarme por las
ramas. Las cosas siempre claras y el chocolate espeso, Mariano. Tú ya lo sabes.
Y por eso siempre has mirado a
otras. A otras mas guapas que yo.
Y no me digas que no, porque sé que
cuando sales por ahí, con tus amigotes del trabajo, lo haces. Tú y todos los
demás.
Me dices que no. Pero yo sé que
sí. ¡Todos los hombres sois iguales!!!. ¿Por qué ibas a ser tú diferente?.
Pero eso siempre lo he soportado.
No me ha importado demasiado. Siempre que trajeras tu sueldo a casa y
mantuvieras a la familia.
Tú podías pensar lo que quisieras.
Hacer lo que quisieras y mirar a todas las que quisieras, que luego tenías que
volver a casa y meterte en la cama conmigo.
También sé que todos os dais
consejos de cómo tratarnos. Seguro que a ti te han dicho más de una vez que me
controlaras los gastos. Que me dijeras que ahorrara al hacer la compra y que si
no podíamos comer todos los días ternera que comiéramos patatas y punto. Que no
fueras calzonazos y que demostraras quién llevaba los pantalones en casa. Y
sobre todo que no fueras tonto y que te guardaras dinero para tus juergas. Que
sí, que sí. Que sé que Alfredo también lo piensa. Que su mujer la Luisa y yo
hablamos de vez en cuando y nos lo hemos contado. Que va de perfecto pero al
final sois todos iguales.
Pero fíjate, Mariano, eso lo
puedo entender hasta cierto punto.
Eres un hombre. Y yo puedo hacer
la vista gorda para algunas cosas. Mi madre me educó así.
Otros suelen regalar flores o
bombones a sus esposas. A mí nunca me ha hecho falta que hicieras eso. Con que
me dieras tu cara de aprobación, cuando te hacía las croquetas de pollo, y te chuparas
los dedos al comer mi tarta de chocolate, siempre me ha sido suficiente.
Nunca he necesitado, además, que
me sacaras por ahí. Con un “vermú” de aperitivo, al salir de misa de 12, cada
domingo me ha sido suficiente.
Sabes que siempre he estado a tu
lado. Apoyándote en los momentos duros.
¿Ya no te acuerdas cuando le
dieron tu puesto al nuevo ése que había llegado hacía dos días?.
Sí, el hijo del zapatero.
Tú te enfadaste mucho y con
razón. Te habían dado ya hasta las felicitaciones porque todo el mundo sabía
que el puesto era tuyo.
¡Y zas!!!. La noticia cayó como
una bomba. Todo explotó delante de tus narices.
Pero yo estuve ahí. Contigo.
Confiando en ti. Animándote a que no lo dejaras. Porque podías conseguirlo en
otra ocasión. Porque demostrarías a todos que se habían equivocado contigo.
¿Y ahora me lo pagas así?.
¿Eso es lo que me has querido?.
Al menos sé sincero. Y reconoce
la verdad.
¿Cómo que el mensaje que tenías
en el móvil no era para ti? ¿Qué era para otro Mariano?.
Que yo no soy muy hábil con el
móvil y solo lo utilizo para llamar cuando tengo saldo. Eso del “guasáz” me
suena a chino. Pero sé leer perfectamente y tengo el sexto sentido que tiene
toda mujer.
Mira…, ya te he dicho que sois
todos iguales. ¿Por qué habrías de ser tu diferente?.
Al menos, ten la valentía de
reconocer que te he pillado.
Aunque ya solo sea por respeto a
las niñas. Por lo menos que piensen que tienen un padre valiente.
No me sirve de nada que me dejes
tu móvil para que llame a cualquier número que crea sospechoso. ¿Me sigues creyendo
tan tonta? Si doy con el número de tu amiguita, y ella responde, no me lo va a
reconocer. O es que lo mismo la tonta es ella. Pero bueno… ¿Qué se puede esperar de una
fresca que se enreda con un hombre casado?.
Que tu móvil no tenga grabado en
la agenda ningún nombre de mujer, no quiere decir que no tengas un lío.
Puedes haberlo cambiado en cuanto
empecé a sospechar. O lo mismo llamabas desde el trabajo. O desde el móvil de
Alfredo. Que ahora se hace el inocente y pone cara de sorpresa. Pero que es
igual que tú o peor.
Además, quién envía un mensaje
con remitente oculto es que algo oculta. ¡Vamos que no me digas que no es para
sospechar!. Eso te lo envío una lagarta, seguro. Y no me digas que no era para
ti.
Que como te he dicho, que me
chulés el dinero para juergas con tus amigotes, tiene un pase, pero que me
tengas, aquí, haciendo malabares con tu sueldo para llegar a fin de mes, limpiando portales desde las 5 de la mañana, y que
luego resulte que te guardes una parte para ponerle un piso a la primera que se
te ha cruzado… es que no quiero ni pensarlo… Jesús, María y José… ¡Eso tiene un
nombre muy feo, Mariano!!!.
¡Mira… mira… que no quiero ni
pensarlo!!!.
Y esto no se arregla con que te
vayas a dormir al sofá. Que no se me va a pasar en un par de días.
Así que está decidido, mientras me
lo aclaras, bien aclaradito y yo tengo tiempo para pensarlo, bien pensadito.
Mejor que te vayas a casa de tu madre.
Ya te he hecho la maleta. Como siempre.
Ya sabes. Te he metido las pastillas de la hipertensión. No te olvides de
tomarlas. ¡Que eres un despistado!.
Y dile a tu madre que no te
cocine con picante que cada vez te sienta peor.
Que no…, que no… Que no me mires
así… Que no me voy a ablandar. Aunque me pongas esos ojitos de cordero degollado.
¡Yo soy como la Esteban!!!.
Humilde pero muy digna y decente.
Y no me digas que estás libre de
pecado. Que te conozco muy bien y cuando te empiezas a morder el labio y
tuerces la cabeza para un lado. Sé que me estás mintiendo.
Mariano, que no he nacido ayer.
Y que tu madre no llame a la mía.
Al menos de momento. A ver si se va a enterar todo el barrio. ¡Y ya la que nos
faltaba!!!.
¡Ayssss! Si hubiera hecho caso a
mi madre y me hubiese dejado rondar por aquel chico tan majo… Sí, por Adolfo.
Que tenía finca en Ávila y todo. Mira ahora seguro que tendría un hijo torero. ¡Con
lo que me han gustado a mi siempre los toreros!!!.
¡QUE NO MARINO! Que te he dicho
que no me convences.
Coge la maleta y ya te despedirás
de las niñas, que ya están dormidas.
Y ciérrate el cuello de la camisa…
que lo tienes desabrochado y vas a coger frio… te aprieta la corbata, ¿verdad?.
Pues haberlo pensado antes. No se puede estar en misa y repicando.
Y dile a Alfredo que se ande con
cuidado. Que la Luisa está con la mosca detrás de la oreja. Y esa es muy bruta,
ya lo sabes. Es capaz de coger la escopeta de cartuchos de su padre y
descerrajarle un tiro entre ceja y ceja a la
menor sospecha.
¡Si tuviera yo más agallas!!! No
te salvaba nadie y ya no estabas hablando, ahí de pies, como un pasmarote, intentando convencerme, sino saliendo por esa puerta con los
pies por delante.
Que es muy fuerte, Mariano.
Que eres un ¡ADULTERO, y un MAL
MARIDO!!!.
Y un desagradecido. Con todo lo que las niñas y yo hemos sufrido y hecho por ti!!!.
Y un desagradecido. Con todo lo que las niñas y yo hemos sufrido y hecho por ti!!!.
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